Bueno, viendo que el tema burocrático está un poco parado y que hasta mediados de agosto no va a haber novedades, me metí en el internet a ver cuanto costaba venir a Menorca a pasar calor. Y al ser terriblemente barato, me compré un billete last minute y me planté aquí por sorpresa. Estaba tan barato que hasta metí una maleta extra y me he traído unas cosillas que no necesito y que paso de dejar por ahí.

El tema Take Eat Easy está bastante claro: Algún día cobraré el sueldo de julio, un poco de agosto y lo que me toque de finiquito. Estamos pendientes de que se liquide la empresa para pasar a ser oficialmente desempleados.

Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes: Para cobrar el paro en Bélgica hacen falta 12 meses de curro a tiempo completo. Si has currado a tiempo parcial (como yo), tienes que hace una serie de cálculos para ver si cobras o no. Si esos cálculos se hacen como toca, ni de coña cobro. Pero la experiencia indica que normalmente las cosas no se hacen como tocan, así que sigo esperanzado. Supongo que en unas semanas saldremos de dudas. De momento ya le he dicho a la dueña de mi piso que me voy yendo, que no puedo pagar. A ver si le doy pena y me ofrece un descuento ;).

 

Mi colega Jéssica y yo nos plantamos en Actiris a las 9 de la mañana, nadie sabe muy bien para que sirve Actiris, pero hay que apuntarse si quieres cobrar el paro. Estábamos convencidos de que no iban a aclararnos nada, pero es lo que hay. A esas horas de la madrugada está vacío, así que entramos pronto y nos sentamos en el mostrador número 4.

Empezamos a hablar con la chica hasta que nos damos cuenta de que es colombiana y le decimos que nos hable en español, que el francés no nos sale fluido «in the morning». El nuestro es un francés más bien cervecero y nocturno. La chica nos responde amablemente que solo se le está permitido comunicarse en francés y/o flamenco. Esto es el colmo que diría aquel. Estoy tan indignado que he tuiteado a Actiris para dar un poco por saco. En fin, después de horita y media deambulando por las oficinas, nos conseguimos registrar y nos vamos al sindicato, que parece que son los que cortan el bacalao.

Mira si cortan el bacalao bien que trabajan 3 o 4 días a la semana (al que parte y reparte le toca la mejor parte) y hoy no toca. En fin, continuamos con nuestro peregrinaje matutino hasta las oficinas de TEE para que nos informen de como está lo nuestro. Nada nuevo, como siempre.

Finalmente nos sentamos en una terraza con un par de compis más, en lo que es el momento más provechoso de la mañana. Incluso la camarera se digna a venir a tomar nota y no tenemos que desplazarnos hasta la barra, algo que me  toca bastante las narices aquí. Con lo que cuestan las bebidas, por lo menos que no tenga que menearme.

Take Eat Easy, la empresa para la que que llevaba trabajando un año y un mes (parece una pena de cárcel) está en proceso de entrar en bancarrota y salvo milagro (de los de verdad), nos quedamos todos sin trabajo. Más de 200 trabajadores sin contar repartidores. Difícil dar un número total, pero más de mil sin duda.

La situación es todavía un poco confusa, principalmente porque no sabemos si tenemos derecho a cobrar el paro. En Bélgica necesitas haber trabajado más de un año, pero al haberlo hecho a tiempo parcial, no estamos seguro de que cuente igual. Mañana voy a ir a preguntar al paro, a ver si saben algo. No es que sea muy optimista en relación a recibir una respuesta clara. La burrocracia belga nunca decepciona.

Y ahora qué? Pues de momento a intentar escribir un poco en el blog.

Lo que está claro es que la etapa belga está llegando a su fin. Puede que me quede por aquí unos meses, o hasta un año. Pero es momento para cambiar de aires. Pronto os cuento cosas. O no.

 

Pasaba yo por Estrasburgo de vacaciones, cuando casualmente me topé con un flyer que anunciaba un prometedor partido de Eurocup entre el equipo local y el CAI. No andaba yo sobrado de planes así que decidí asistir al partido, aunque no logré convencer a nadie para que me acompañara. La mayoría de mis conocidos por aquí son alemanes, y nunca habían oído hablar del futbolcesto este. Antes del partido intenté localizar a cualquier posible aficionado maño que estuviera por aquí, pero creo que no había ninguno, así que cogí una bolsa de chuches y me planté en el campo a ver que me deparaba el destino. Y fue un partido interesante.

El partido empezó con un jodido/emotivo minuto de silencio en honor al entrenador del CAI, José Luís Abós, que falleció esta misma semana. No puedo ni imaginarme como se sintieron los jugadores del CAI en ese momento, pero pocos instantes después ya estaban metidos en el partido y no empezaron nada mal, especialmente el 89 (al principio pensé que llevaba el 69 y traté de imaginar lo que diría de él el malogrado Andrés Montes) Jelovac, que enchufó un par de triples que permitieron a los visitantes sobrevivir a un período psicológicamente difícil. Por lo demás, la primera parte fue bastante anodina, y el marcador al descanso (26-37) recordaba las épocas gloriosas del Limoges de Maljkovic en Europa. Aunque en esta ocasión la poca anotación se debía más al flojo juego ofensivo que a grandes defensas. Me pasé todo el descanso meditando sobre si Traoré hubiera tenido más éxito jugando a rugby. Es un tipo rudo y potente que con sus 2.05 podría aportar mucho en los saques laterales.

Sin embargo la segunda parte fue otro mundo. Apareció Antoine Diot y el SIG enchufó medio millón de puntos en el tercer cuarto (exagero, solo fueron 35) jugando mucho mejor que el CAI, aunque la veteranía de los aragoneses en los últimos instantes logró llevar el partido al típico carrusel de faltas, tiros libres y estupideces que propició el empate final a 74. Y con estupideces me refiero, sr. Louis Campbell, a hacer una falta de tiro en el último momento a Pedro Llompart para que tenga tres tiros libres. Tres libres que el mallorquín convirtió con pasmosa facilidad, como quien desayuna antes de salir a la oficina. Rutina. También hay que decir que el ambiente no era especialmente infernal y que la afición del SIG me pareció aburridilla, por decirlo finamente.

Pero bueno, que Llompart enchufa los tres libres y nos vamos a la prórroga, en la cual la sensación fue muy parecida, el SIG juega mejor, aplicando el sistema DIOT-TRAORÉ pero el marcador no lo refleja. No obstante, en el último segundo, Matt Howard mete la mano donde había que meterla y se lleva la cartera del CAI. Una pena porque, por un segundo de nada, nos quedamos sin una segunda prórroga y tuve que irme al Perestroika a tomar cervezas. Que dura es la vida!

Conclusiones: Echo de menos la ACB en Menorca. Diot jugón. DEP Abós y Montes.

O no. Pero bueno, poco a poco voy tirando y ayer estuve hablando en francés un buen rato. Quizá un poco más de una hora. Aunque luego estaba hecho polvo y por suerte pude hablar en castellano con un amigo ecuatoriano.

Este amigo me comentó el otro día sobre el curso de francés al que está apuntado y parece una buena cosa. La verdad es que a él parece que le funciona. El curso en cuestión empieza en septiembre, viene a ser un retorno a los años escolares que empiezan en septiembre y acaban en junio. Que cosas tiene la vida. Si no sale un plan mejor me intentaré apuntar para tratar de aprender de una forma un poco más ortodoxa. Porque de momento estoy trabajando en mi nivel de conversación, pero sin unos cimientos que lo sustenten y hay mil cosas básicas que no tengo ni idea.

Pero de momento, ya tengo unos cuantos eventos a los que asistir durante la semana y, quizá, cogerle un poco el truquillo y soltarme, que es lo más difícil. Aunque esto último depende muchas veces de la situación en la que te encuentres y la gente que tengas alrededor. Hay mucho capullo suelto. Algú ho havia de dir.

Viajando por el norte de Europa, suelo encontrarme con cosas que no suelo ver en Spain, y siempre pienso que debe ser el progreso, aunque, en ocasiones, sea contradictorio con el concepto típico de progreso.

Uno de los ejemplos más claros, simples y absurdos son las lavadoras comunitarias. Es decir, que los residentes en un bloque de pisos pequeños, para una o dos personas, tengan una lavadora/secadora comunitaria en el sótano. No sé si nadie lo ha visto nunca en España, pero es una idea tan decrecentista, comunitaria y sostenible que no me he podido resistir a escribir sobre ella.

Porque si somos cinco vecinos y utilizamos la misma lavadora, es posible que esta dure un poco menos, pero cualquiera que haya aprobado matemáticas alguna vez en su vida se dará cuenta de que sale mucho más barato. Además, si se estropea pues ya se encarga el presidente de la comunidad y se paga entre todas, así que menos sorpresas a final de mes. No es necesario mencionar que menos electrodomésticos suponen no sólo menos gasto sino también menos residuos, contaminación en su producción y transporte, etcétera. Además, como ya he dicho, los pisos son pequeños, así que ganas espacio.

Ya puestos, yo también compartiría la aspiradora, la plancha (que jamás uso), un congelador, unas cuantas sillas de ikea por si vienen invitados, o una cocina comunitaria como, casi, tiene mi tía Cati en Andratx.

Pero no, el mundo es más de que cada uno tenga su freidora, fondue y meganevera, aunque solo la utilicemos una vez al año o esté medio vacía y gastando más energía.

Unas 24 horas después de la carrera, toca pensar un poco en como ha ido. Lo primero es comentar lo espectacular que es participar en una carrera de este tipo en una ciudad grande. Y eso que Bonn tampoco es enorme, pero eramos unos 12000 participantes (8000 en la media) había un ambiente muy bueno.

El recorrido era una sola vuelta al circuito de 21.095m, lo que nos permitió ver muchas partes diferentes de la antigua capital de la RFA. El comienzo era en una zona bastante céntrica, enseguida se cruzaba un puente sobre el Rin para trotar por una zona bastante residencial y luego dar casi media vuelta hasta llegar de nuevo al puente. Todo bastante llano, en el puente teníamos casi el mayor desnivel. Tras cruzar el río por segunda vez, venía la parte más atractiva y esperada de la carrera: correr al lado del Rin (compitiendo contra algún barquito de transporte fluvial) y disfrutar de la tranquilidad y de las buenas vistas. Todavía delante del río pasamos por delante del antiguo Bundestag, que ahora lo utiliza la ONU para vete a saber qué. Luego nos encaminamos un poco hacia las afueras y ocupamos un trozo de autopista, antes de dar otra media vuelta y meternos de nuevo en la ciudad, ya con sus vallas y su público, que siempre va bien para terminar los últimos kilómetros, en los que la gasolina va justita.

El resultado de la prueba fue, sin duda, satisfactorio. Creo que para mi, considerando mi inexistente régimen de entrenamientos, terminar la media ya es un éxito. Si algún día lograra correrla un poco más rápido pues estaría más contento, pero la verdad es que no comprobé el tiempo hasta casi una hora después. Creo que era el único participante sin reloj/móvil/gps. Y lo ligero que iba? Al final paré el crono en 2:16. En mi primera media ciutadellenca, corrí en 2:12. No sé si con mi edad ya es normal correr más lento o si, simplemente, salimos a un ritmo más relajado. Recuerdo que en 2009 iba con mi pulsómetro y mi reloj, controlando mucho más el ritmo. Esa vez, el ambiente fue muy relajado, sobre todo la primera mitad de la carrera: corría con Terry (2:12) y con Jan (2:18), hablando, sacando alguna que otra foto y sin pensar en el tiempo para nada. Además, al correr con tanta gente, durante los primeros kilómetros hay mucho adelantamiento y movimiento, que tampoco favorece el ponerse a dar el 100% (o lo que se pueda dar). Luego si que llegó un momento en que Terry apretó el acelerador y nosotros decidimos que todavía era muy pronto para acelerar. Después de un par de kilómetros (del 16 al 18) me noté momentáneamente fuerte y decidí subir un poco el ritmo y dejar a Jan atrás, algo que, lógicamente, acabé pagando e hizo que me arrastrara durante los últimos 3 kilómetros. Pero había que probarse.

Y físicamente, pues hecho polvo. como dice el GM Vallejo: «Correr es malísimo para la salud». Y Paco a veces sabe de que habla (aunque de fútbol no tiene ni puta idea, eso sí). Piernas y espalda tocadillas, pero nada grave. Aunque combinado con la mierda de dermatitis que arrastro desde hace meses, pues un poco fastidiado.

En fin, supongo que toca relajarse unos días.

Si las dos chicas, posiblemente mejicanas, que se sentaron a nuestro lado a tomar un café en un barecito de Colonia, hubieran hecho esa pregunta antes de empezar a hablar de sus problemas, yo no me hubiera enterado de algunas cosas, pero no lo preguntaron, porque muchas veces estás en un país de habla extraña y asumes que nadie te va a entender, así que tranquilamente abres tu corazón y le cuentas a tu amiga cosas como el sábado te acostaste con ese chico y resulta que al final, el condón, en lugar de salir, pues se quedó dentro… Y que no estabas en esos días, pero ¿puedo quedarme embarazada? A lo que ella te recomienda que te hagas la prueba del embarazo y te quede más tranquila. Que sí que la regla te viene en cuatro días, pero para que estar nerviosa durante cuatro días. Y, de paso, te recomienda que te pases a las pastillas, que se goza más con la seguridad de que no puede pasar nada.

Y yo intentando entender algo de la conversación en alemán en la que se suponía que estaba inmiscuido, pero claro, la historia de estas dos chicas estaba mucho más interesante y era difícil dejar de sintonizarla. Y, como siempre me pasa en estos casos, en un momento pensé que estaba mal escuchar conversaciones ajenas, aunque se produzcan a medio metro de ti. Pero que podía hacer? Marcarme un:

– Perdonad, pero me estoy enterando de toda vuestra vida sexual, y considerando que no nos conocemos de nada, había pensado en que debería presentarme. Soy Pau. Y vosotras?

Por supuesto no lo hice, siempre he sido más discreto, así que les dije a los dos colegas que nos fuéramos a tomar el sol a algún parque, que estaba cansado de aquel café, aunque tuvieran un schorle de ruibarbo bastante bueno.

Uno de estos días, eran las 4 de la mañana cuando empezaba a prepararme para ir a la cama. Procedí a ponerme el pijama azul a cuadros que me trajeron los reyes hace unos años. Para ello, tenía que quitarme las crocs, que había subido ese mismo día de la cochera para usar como zapatillas de andar por casa. Y en ese momento pensé, aunque creo que lo había hablado con alguien recientemente, en que probablemente las crocs, usándolas solo para estar por casa, podrían durarte toda la vida, y que era algo excepcional en este mundo que vivimos, dónde la obsolescencia programada campa a sus anchas y el usar y tirar es religión.

Soy consciente de que es una tontería, pero no se, me apetecía escribiros ;).