Pasaba yo por Estrasburgo de vacaciones, cuando casualmente me topé con un flyer que anunciaba un prometedor partido de Eurocup entre el equipo local y el CAI. No andaba yo sobrado de planes así que decidí asistir al partido, aunque no logré convencer a nadie para que me acompañara. La mayoría de mis conocidos por aquí son alemanes, y nunca habían oído hablar del futbolcesto este. Antes del partido intenté localizar a cualquier posible aficionado maño que estuviera por aquí, pero creo que no había ninguno, así que cogí una bolsa de chuches y me planté en el campo a ver que me deparaba el destino. Y fue un partido interesante.
El partido empezó con un jodido/emotivo minuto de silencio en honor al entrenador del CAI, José Luís Abós, que falleció esta misma semana. No puedo ni imaginarme como se sintieron los jugadores del CAI en ese momento, pero pocos instantes después ya estaban metidos en el partido y no empezaron nada mal, especialmente el 89 (al principio pensé que llevaba el 69 y traté de imaginar lo que diría de él el malogrado Andrés Montes) Jelovac, que enchufó un par de triples que permitieron a los visitantes sobrevivir a un período psicológicamente difícil. Por lo demás, la primera parte fue bastante anodina, y el marcador al descanso (26-37) recordaba las épocas gloriosas del Limoges de Maljkovic en Europa. Aunque en esta ocasión la poca anotación se debía más al flojo juego ofensivo que a grandes defensas. Me pasé todo el descanso meditando sobre si Traoré hubiera tenido más éxito jugando a rugby. Es un tipo rudo y potente que con sus 2.05 podría aportar mucho en los saques laterales.
Sin embargo la segunda parte fue otro mundo. Apareció Antoine Diot y el SIG enchufó medio millón de puntos en el tercer cuarto (exagero, solo fueron 35) jugando mucho mejor que el CAI, aunque la veteranía de los aragoneses en los últimos instantes logró llevar el partido al típico carrusel de faltas, tiros libres y estupideces que propició el empate final a 74. Y con estupideces me refiero, sr. Louis Campbell, a hacer una falta de tiro en el último momento a Pedro Llompart para que tenga tres tiros libres. Tres libres que el mallorquín convirtió con pasmosa facilidad, como quien desayuna antes de salir a la oficina. Rutina. También hay que decir que el ambiente no era especialmente infernal y que la afición del SIG me pareció aburridilla, por decirlo finamente.
Pero bueno, que Llompart enchufa los tres libres y nos vamos a la prórroga, en la cual la sensación fue muy parecida, el SIG juega mejor, aplicando el sistema DIOT-TRAORÉ pero el marcador no lo refleja. No obstante, en el último segundo, Matt Howard mete la mano donde había que meterla y se lleva la cartera del CAI. Una pena porque, por un segundo de nada, nos quedamos sin una segunda prórroga y tuve que irme al Perestroika a tomar cervezas. Que dura es la vida!
Conclusiones: Echo de menos la ACB en Menorca. Diot jugón. DEP Abós y Montes.